Hay ciertas cosas que inexplicablemente tienen la capacidad de clavarse directamente en tu médula, tocarte lo más sensible de tu alma, quebrarte en un segundo, hacerte mierda. No sé bien cuál es la explicación, pero eso fue lo que me pasó en el Movistar Arena anoche cuando Smashing Pumpkins se plantó en el escenario tocando las canciones más melancólicas y bellas del universo, cuando tocó Stand Inside your love y me partió el alma en dos. Pensé “voy a grabar lo que venga ahora” y sorpresivamente comenzó ese tema que escuché por primera vez en MTV cuando MTV era un canal musical y yo pasaba pegada esperando ver los nuevos videos de los Pumpkins hace 10 años atrás. Me acordé de eso y de esa época, de la soledad y de la adolescencia. De las ganas que tuve de tirarle papel confort a los árboles. De cuando tiramos la radio por la ventana escuchando 1979 saltando en la cama. Vi en esa canción toda mi vida adolescente pasar frente a mis ojos. Y no pude parar de llorar. Ahí estaba yo nuevamente, a mis ahora 29 años, frente a Billy Corgan otra vez, muriendo por sus canciones y la pasión indecible de sus canciones, toda la emoción concentrada en un solo momento, y con la cámara en mano grabando, sin saber muy bien por qué, me reí a carcajadas llorando y dando gracias a Dios por estar ahí, por haber sobrevivido para volver a contarlo.
Dios salve a Smashing Pumpkins!!!