Te amo. No es tan difícil decirlo como parece. No, no me cuesta, me duele un poco quizás. A veces oigo mi propia voz diciéndolo y creo que se me aprietan los músculos del estómago, pero puedo soportarlo. Puedo soportar muchas cosas, puedo llegar a ser fuerte, me he caído tantas veces que ya no duele lo mismo, ya no surte el mismo efecto de antes. Pienso en esas palabras –prohibidas, muchas veces- y me acuerdo de tantas cosas. Me veo como en una película, como Mouling Rouge -me gusta imaginar que ese tipo de amores existen- tomándome las cosas tan precipitadamente, gritando lo que yo quiera gritar, me veo caminando sola por la calle mojada de mi antiguo barrio –el invierno acude todas las noches a mi lado- buscando un teléfono público para llamarte y decirte lo que preferirías no oír y lo que yo preferiría no decir –ni sentir- lo inevitable para mí quizás, después de los días en los que te he extrañado tanto. Te diría que mato por acariciarte el pelo, por tenerte durmiendo en mis brazos como un niño, por hacer las mismas cosas estúpidas que hacíamos para gastar el tiempo desmedidamente.
Sí. Definitivamente duele, pero definitivamente podría decirlo mil veces antes de dejar de creerlo. Antes de empezar a lamentarlo.
Hello it's Me, Todd Rundgren (Virgin suicides soundtrack)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario