26 de abril de 2007

Odio nocturno


A veces se me olvida que no tengo corazón. Me quedo pegada leyendo las paredes y los recuerdos y siento cosas. Siento pena, siento rabia, cariño, odio, miseria. Luego recuerdo mi condición post verano, la imposibilidad de sentir, de escuchar palabras bonitas, historias melosas que asquean y melodías marcadas que no quiero volver a oír. Escupiría sobre ellos y los sentimientos abusivos que deterioran las horas en nada y termino lamentando pensar tantas cosas que no puedo manejar. Termino lamentando ser yo y pensar las cosas que pienso. Las cosas que estúpidamente termino haciendo cuando es de noche y aparece el silencio sentado conmigo y pienso que quizás sí tengo corazón, que no es tan malo tenerlo de vez en cuando. Estúpida mente cargada de errores.
Entonces recapacito y respiro. No, no puedo seguir odiando tanto, no puedo seguir odiándome tanto, la gente dice que no es malo confiar, que en algún momento existió la tranquilidad y la vida sencilla. Y yo no puedo encontrarla todavía. Por eso tal vez no dejo del todo de sentir. Por eso sigo siendo un animal hiperlaxo cargado de emociones. Y me odio por ello.

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