27 de marzo de 2009

Radiohead en Chile


CONCHETUMAAAADREEEEEEEEEEEEE!!!!!!


Definitivamente esa es la única palabra que puede expresar todo lo que sentí en esos momentos, y lo que sigo sintiendo aún, mientras me duele cada centímetro de mi pobre cuerpo, después de tantos saltos y gritos y pisadas y empujones y todo lo que conlleva juntar a tanto fanático de Radiohead que ha pasado la vida entera esperando ese momento. Radiohead en Chile.


Y no encuentro un mejor sinónimo, porque es la palabra más pronunciada por el público cada vez que empezaba un nuevo tema. Ocurrió primero con Airbag, luego con There There, Idioteque, Reckoner, y con tantas más que se me escapan ahora, y cómo olvidar el momento Paranoid Android, cuando todos cantábamos muriendo de emoción y placer –mierda, fue el mejor orgasmo de mi vida- mientras Thom demostraba un histrionismo delicioso en el escenario y yo pensaba Dios mío ¿esto es real?.


Y mañana los veré de nuevo, porque soy una histérica compulsiva que no pudo resistir la idea de estar en casa sabiendo que Radiohead estaba tocando a media hora de mi casa –aunque tuviera mi entrada para el 27 comprada hace meses- Así que aún no puedo decir que puedo morir en paz, lo diré mañana, cuando haya cantado Paranoid Android por segunda vez!!











17 de marzo de 2009

17 de marzo



Cuando era chica, nos juntábamos este día con mi mejor amiga y tocaya y pasábamos la tarde escuchando los Pumpkins casi como un ritual religioso. Si la escuálida mesada del fin de semana había sido generosa entonces comprábamos una cerveza de litro y nos instalábamos en el patio de atrás de su casa, debajo del árbol, sentadas en el polvo junto a las garrapatas de su perro. Hacíamos un brindis por el cumpleaños de Billy Corgan y luego hablábamos del futuro, de las canciones, del colegio, de la infancia, de amor y otros temas a los que recurríamos cuando nos sentíamos en confianza. Imaginábamos cómo sería nuestra vida a los 20, a los 25, a los 27 años. Seguro estaríamos casadas a lo 27 años, viviendo en una casa llena de ventanas con un marido que seguramente era uno de los chicos que nos gustaban entonces -aunque notábamos que esa posibilidad era bastante improbable- con un perro labrador, una carrera quizás y una vida exitosa y llena de seguridad. Tendríamos la vida resuelta a los 27 años lo más probable. ¿Seríamos amigas? Por supuesto que sí, una amistad de toda una vida –una larga vida de 15 años- no se termina tan fácilmente. Nos invitaríamos a nuestros respectivos casorios, seríamos cada una la madrina de la otra y pondríamos temas de los Pumpkins en la boda, todo estaba arreglado, debajo de ese árbol todo parecía tan tangible, un futuro grandioso y una vida entera para seguir siendo amigas, para seguir escuchando Smashing Pumpkins…

No sé cuántas veces nos juntamos un 17 de marzo a brindar a salud de Corgan y su cumpleaños. No fueron muchos, pero cada 17 de marzo siento el irremediable deseo de volver a esa edad y escuchar a los Pumpkins con la misma compañía, las mismas conversaciones, la misma cerveza y el mismo futuro irreal que inventábamos ilusamente a los 15 años.