28 de octubre de 2007

El recuerdo


El mismo olor otra vez. Ese olor que expelía de las sábanas en las mañana calurosas del verano. El olor de los cuerpos, a quietud y tedio, el monótono despertar de las mañanas cuando eran cortas y él se levantaba antes del amanecer. Se iba y yo abría la ventana como esperando que la noche o lo que quedaba de ella se llevara ese olor, que borrara de mi nariz cansada el recuerdo, la monotonía quizás, las ganas de volver a la cama y dormir una vez más. Yo me levantaba y cambiaba las sábanas. A veces no lo hacía y simplemente me sentaba en la ventana a mirar los maceteros resecos. A veces enterraba mi nariz en las sábanas y me acordaba de él con ternura, otras no tanto. Hubieron veces que las remojé durante días enteros en la tina. Tal vez no me gustaba su olor o no me podía acostumbrar a él. Yo no sé. Un día se fue y yo boté las sábanas a la basura, me vestí y me puse a vagar por las calles bajo el sol y el humo del aire que se pegaba en el pelo, en la piel, en mi nariz cansada. Miré las vitrinas de la calle y alimenté a un perro sarnoso que movía su cola o algo esquelético que lo parecía. Crucé el puente y me fijé en el agua sucia del río, en el olor del río. El olor del barrio de adoquines y faroles quebrados a la orilla del río. Entonces lo encontré a él y sonreía. Me dijo que me quería. Yo olía a humo y a río sucio, a perro sarnoso y quizás también a sábanas húmedas. Yo le creí de todas formas. Nunca me olvidé del olor de sus palabras ni de la cara que puso cuando le dije te creo. Atardecía y el humo se hacía tenue como los colores del río. Como los reflejos del río.
Cuando se fue abrí la ventana y olí la noche, el ruido de los perros tristes y la cuidad oscura. Lo esperé un tiempo, una semana o dos tal vez, su olor se fue de la cama, de las sábanas sucias y yo fui olvidando cómo era, yo fui olvidando sus palabras y el olor de sus palabras, las sonrisas y la soledad de los amaneceres junto a la ventana. Aún recuerdo esas mañanas cortas, los cuerpos y el tedio, pero de su olor no volví a acordarme más.