Estoy en el borde, mirando la punta de mis zapatos, esperando caerme alguna vez, recorrer el escaso trecho que me separa de los otros inviernos, de los que no he pasado todavía, de los que me empujaron cuando aún creía. Estoy esperando que te vayas. Estoy esperando que se mojen las piedras y se borre el camino que ya recorrí, que te pierdas y no vuelvas, que se me olvide que me voy a caer en la próxima esquina, con los mismos vicios de todas las noches, con el mismo olor del invierno. De todos los inviernos.
Estoy en el borde del invierno esperando que se me olvide que me voy a caer.
Estoy en el borde del invierno esperando que se me olvide que me voy a caer.